La conselleira de Medio Rural inauguró ayer una planta para restos de categoría dos.
Gesuga nació como respuesta a la crisis de las vacas locas y medró, curiosamente, al abrigo de la burbuja inmobiliaria, porque el único destino de los MER (materiales específicos de riesgo, básicamente bovinos, ovinos y caprinos, pero también decomisos de productos cárnicos) es su incineración para su uso por cementeras. Uno de los socios de la empresa (Coren, Saria Bio-Industries y Visecorsa Transportes) señaló que se está haciendo muy difícil encontrar clientes que quieran hacerse cargo de ese material, de categoría uno, que es el más peligroso.
Ese es el motivo por el que ayer se inauguró, con la presencia de la Conselleira de Medio Rural, una ampliación, para tratar restos de categoría dos, que se aprovechan para la fabricación de fertilizantes, lo que supone una alternativa al uso para la construcción. La gerente, Marianela Rodríguez, señaló que hay mucha competencia, pero que las posibilidades son buenas. Los desperdicios de categoría dos, que hasta ahora seguían el mismo camino que los más peligrosos, son despojos de carnes, incluso las que se dedicaron a consumo humano, pero caducaron o no tienen valor comercial. Interesan los nitrogenados, la proteína de la carne, que es lo que tiene verdadero valor para los fertilizantes, pero también la grasa, para fabricar biocombustibles, incluso para alimentar Gesuga.
Inauguración. Además de la conselleira Ángeles Vázquez, estuvieron los socios de Gesuga: Ramón Devesa, que es consejero delegado y procede de Visecorsa; Emilio Rial, director general de Coren, y Francisco Fernández, de Saria. También representantes del BBVA, que ha financiado los 3,5 millones que cuesta la ampliación, y la directora xeral de Gandería, Belén Docampo, además de los alcaldes de Cerceda, Ordes y Carral.
Instalación. La nueva planta tiene 2.200 metros cuadrados y es capaz de tratar 250 toneladas diarias, lo que supone unas 6.000 anuales.
Acceso y empresa. Gesuga se encuentra en Areosa, junto al vertedero de Sogama. La carretera es estrecha y el paso de camiones constante, ya todos los días hay 46 en ruta. Hay centros de distribución en las provincias de Lugo y Ourense. El alcalde cercedense, que recordó que en los 90 hicieron una apuesta arriesgada por las industrias relacionadas con los residuos, pidió la intercesión de la conselleira para mejorar la vía. Ángeles Vázquez recogió la demanda y aseguró que realizaría gestiones. La conselleira recordó que Gesuga es una empresa privada que realiza un servicio público. Trata todos los restos animales de Galicia, lo que son unas 60.000 toneladas anuales. Actualmente tiene 80 trabajadores y habrá seis más para la nueva planta.
Tratamiento. A partir de ahora se separarán los restos de cada categoría. Las de la dos pasan por menos procesos y el primero es la separación de la grasa y el agua de las partes sólidas (carne, piel y hueso). Esta masa, que se conoce como chicharrón, se hierve a 130 grados, durante 20 minutos y a 3 bares de presión para que sea inocuo, pero, además se le añade un aditivo (el CGH) que los veterinarios puedan detectar ese producto.